Herbología - Clase #1

En la vida de todo ser humano, ya sea bruja, mago o muggle, las responsabilidades deben ser las prioridades, tal y como es una de ellas el dar clases a la nuevas mentes de la universidad. Sin embargo, no todas tienen el mismo potencial, pero se debe encontrar la manera de moldearlas, para obtener un resultado satisfactorio al final del curso, y por supuesto, si esto se logra, el beneficiado no solamente será el alumno, sino también el profesor, ya que el aula es un lugar donde el aprendizaje va en ambas direcciones, es algo reciproco. Así entonces tenemos que los alumnos no son los únicos que se educan durante el ciclo escolar, los profesores, también reciben instrucción y nada más y nada menos que de sus discipulos.

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Hoy, un nuevo ciclo comenzaba, y debía estar temprano para cuando los pupilos llegarán encontraran todo listo, o al menos ese era el plan del día. Mis asuntos tanto en el mundo muggle con en el mágico estaban arreglados, así que ahora podía centrarme en una de las cosas que me gustaban, la herbología, si bien, no era el más experto, pues no tenía 15 años impartiendo clases, pero tenía el conocimiento suficiente para poder transmitirlo.

Un baño de agua fría para despertar por completo y un desayuno adecuado, fue lo primero del día, seguidamente partí a la universidad. No me tope con ningún otro profesor, debido a que mi aula de clases no estaba dentro de un edificio aburrido y estricto, sino en una zona que a mi parecer relajaba y hacia que te olvidarás un poco del estres de estar frente a un profesor que se rige por las reglas clásicas, es decir, detrás de un escritorio donde impone su autoridad, bueno, al menos así me toco en mis tiempo, pero era momento de cambiar un poco las cosas sin soltar demasiado las riendas o se desbocarían. Entre al invernadero y deje mis cosas en el escritorio que se me proporciono, también estaba el tipico pizarrón, sería de útilidad de eso no había duda. Me quite la capa, la doble y deje en el mismo lugar que el resto. Saqué mi varita y apunte al pizarrón:


Deje la varita en el escritorio y me recargué en este con los brazos cruzados, esperando a que los alumnos llegarán, aun faltaban cerca de diez minutos, tenían tiempo de entrar y elegir el lugar que más les agradará.